Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Somos destinados.

Al despertar, su corazón no pudo sentirse más repleto de alegría, Jimin dormía a su lado con la espalda pegada a su pecho mientras la mano del alfa acariciaba su pancita bajo las mantas, su alma se sentía completa y no hay forma de que la felicidad que tiene se vaya de manera rápida, nunca creyó que despertar con alguien a su lado sería la mejor sensación de su vida.

El nido estaba algo desordenado por la noche anterior, las mantas están arrugadas y una de las paredes del dosel está desprendida, tendrá que arreglarlo pero no es nada que le preocupe ciertamente.

Su mano forma círculos en el estómago del omega y éste ronroneaba entre sueños, Jungkook besa su hombro desnudo y entierra la nariz en su cabello, aspirando la fragancia de manzana verde que tiene el shampoo, le gusta pero sin duda alguna su aroma favorito siempre será la vainilla y el café.

Se toma el tiempo de disfrutar de la compañía por algo más de tiempo, hasta que decide que es hora de levantarse a prepararle un rico desayuno al ojiazul, toma un baño y sale hacia la cocina para comenzar a picar algo de fruta, después de todo ninguno de los dos puede comer gran cosa, hace un licuado que vierte en dos vasos, y cuando estaba por vaciar la fruta a un recipiente sintió una tristeza tremenda en su interior.

Supo que esa tristeza no le pertenecía, sus sentidos se pusieron en alerta para ir en busca de su omega, subió las escaleras casi volando, los avanzaba de dos en dos hasta llegar a la parte más alta, se apresuró a abrir la puerta del nido, sus ojos lo encontraron ahí en medio, abrazando sus rodillas contra el pecho y lloriqueando mientras veía con horror hacia su alrededor.

—¿Qué sucede, amor? —seguía a una distancia prudencial del nido para no faltarle el respeto.

—¡Está destruido, alfa! —sollozaba, Jungkook de verdad intentó no sonreír pero la imagen de Jimin llorando porque a su nido se le había caído una pared le calentaba el alma, no lo tachen de desconsiderado, es tierno porque no tardará nada en arreglarlo—. ¡Mi nido!

—Lo arreglaré, bebé —tranquilizaba—, estará como nuevo, te lo prometo —decía suave, sabe que Jimin está sentimental por su próximo celo así que seguramente ve las cosas con mucha más magnitud que un día cualquiera.

—Pero está deshecho —cubrió su rostro con ambas manos para amortiguar sus sollozos.

—¿Puedo pasar? —preguntó el alfa acercándose un poco a la cama, Jimin asintió apenas—. Cielo, voy a construirlo de nuevo, no te preocupes —se sienta a su lado y lo rodeó por los hombros—. Mira, esa manta de ahí —señalaba hacia el dosel—, voy a colocarla de nuevo en su lugar y quedará bien —Jimin sorbía por la nariz pero prestaba atención a lo que el otro mencionaba—. Si quieres que haga otra cosa me lo dirás, ¿bien?

—Como estaba, era perfecto —niega con la voz triste.

—Bien, entonces lo dejaré como antes —asiente convencido—. ¿Por qué no tomas un baño mientras yo lo reparo? —dejó un beso en la mejilla del menor—. Iré a terminar tu desayuno y volveré, ¿bien?

Jimin asintió de nuevo y miró salir al ojiverde, acababa de percatarse de que está desnudo, sus mejillas se calentaron al recordar la noche previa, se levanta lo más apresurado que su cicatriz le permite para envolverse en una sábana y salir hacia la habitación y tomar un baño. Su cicatriz está un poco adolorida, pero no le preocupa, es demasiado grande para sanar por completo a pesar de los cuidados que el alfa le ha brindado así que es completamente normal sentir molestias.

Al salir del baño se dirigió de nueva cuenta a la habitación del nido, tenía el cabello húmedo y la pijama de pequeñas fresitas que se puso dejaba al descubierto sus rodillas y brazos, tenía en la mano unas calcetas que no pudo colocarse.

—¿Ricitos, podrías ayudarme? Necesito ponerme... —entró a la habitación y sus ojitos azules brillaron al verla—. ¡Lo reparaste, gracias! —si pudiera, habría saltado de la emoción, Jungkook había dejado su nido justo como antes, estaba realmente emocionado.

—Por supuesto, bebé —se acercó para tomarlo de la mano y encaminarlo hacia el nido, el chico se sentó en la orilla y observaba todo con un brillo único en los ojos, como si el lugar estuviera en ruinas y Jungkook reparara todo con magia.

—¿Me las pones? —pide y le muestra las calcetas.

—Claro, amor —se arrodilla frente a él y mete uno de los pies del menor dentro de la prenda.

—Gracias —el mejor lo veía embelesado mientras acomodaba el elástico para que no le lastimara.

—Por nada —sonríe al terminar su cometido, deja un pequeño beso en el empeine del omega haciéndolo reír—, ponerte unos calcetines es lo menos que puedo hacer por el amor de mi vida.

—Yo no me refería a los calcetines solamente —niega con una sonrisa—. Eres el mejor alfa del mundo, gracias por el nido, por quererme tanto y por cuidarme como lo haces —se puso de pie y abrazó al mayor quien le correspondió de inmediato besando su coronilla—, te amo demasiado.

—No hay nada que agradecer, sabes que te amo con toda mi alma y haría cualquier cosa por ti —Jimin se apartó un poco del abrazo para poder darle un beso en los labios—, ahora vamos a desayunar —dieron un último vistazo a la habitación y se dirigieron a la sala a paso lento.

✧✦✧

—Tenemos que salir, alfa —dice Jimin en tono serio, era más tarde ese día, ambos veían una película a la que ninguno ponía demasiada atención, el omega estaba sentado adecuadamente mientras Jungkook estaba en el suelo sentado en forma de indio entre las piernas de más chico, el omega acariciaba los rizos del alfa con lentitud haciendo que este estuviera soñoliento.

—¿Por qué? —cuestiona extrañado mientras gira su cabeza para ver al chico.

—No decoraste la casa —dice como lo más obvio—. En dos días es navidad y esto no se ve feliz —señala a su alrededor—, debemos comprar un pino y decoraciones, además quiero comprar los regalos para todos —dice emocionado.

—Pero... —iba a protestar pero los ojos brillantes de Jimin no lo permitieron—. Bien, llamaré a Zico —se rinde tomando el teléfono de la mesa de centro.

A los 20 minutos estaban camino a la tienda, tardaron alrededor de hora y media en conseguir las decoraciones que al omega le parecían las más indicadas, para fortuna del ojiazul Jungkook insistió en llevar la silla de ruedas porque tardaron otras dos horas en encontrar los regalos, después regresaron a casa con la camioneta cargada de bolsas y un pino amarrado al techo de la misma.

Estaban subiendo al departamento, cuando el teléfono del más chico comenzó a sonar en su chaqueta, lo tomó descuidadamente para sonreír al ver que era su madre quien llamaba.

—¡Hola, mamá! —saludó tiernamente.

¿Cómo está mi niño? —responde la mujer a través de la línea.

—Muy bien, no he tenido malestares —dice sincero—. ¿Ustedes? —su silla fue empujada hacia el interior del departamento y él se puso de pie para caminar hasta el sofá.

Me alegro mucho, cachorro, sigue tomando tus medicinas y si te sientes mal dile a Jungkook de inmediato —su madre se oía aliviada, Jimin no es alguien de enfermarse frecuentemente y la única vez que lo hizo fue en grande, se lamenta mucho haberlos asustado de esa forma—. Estamos bien, de hecho llamaba para decirte que Shinhye aceptó ir a la fiesta de la empresa —dice como algo sorprendente.

—¡¿De verdad?! —para ser sinceros si era una sorpresa, la pequeña cambió mucho desde su accidente, los últimos años no le gustaba convivir con más personas ya que no le gustaba la lástima y no hablemos de que no puede jugar con los otros niños de manera normal, así que la familia Park tuvo que hacer algunas modificaciones a sus costumbres.

Si, cielo —dice feliz la omega—, ¿vendrás con nosotros?

—Por supuesto que si, sabes que no me lo perdería por nada —acepta gustoso, su familia y él habían acudido año tras año a las cenas navideña que la empresa organiza, desde niño era como una tradición pero con lo de su hermana tuvieron que limitarse un poco y pasar las fechas solo en familia. Al omega siempre le gustaron esos eventos, se divertía mucho conviviendo con chicos de su edad que no se dedicaran solo a molestarlo o humillarlo, así que era claro que no perdería la oportunidad de asistir.

Bien, te veremos entonces —concluye la mujer—. Te amo, cachorro.

—Y yo a ustedes, adiós —se despide y cuelga la llamada, observó como Zico entraba con la punta del árbol cargando mientras Jungkook sostenía el otro extremo, una sonrisa partió su rostro al imaginarse lo bonito que quedaría cuando estuviera decorado.

—¿Cómo están tus padres? —cuestiona Jungkook dejando el árbol en el piso.

—Muy bien, de hecho pasó algo realmente bueno —sonríe.

—¿Si? —el mayor se limpia la frente con el antebrazo y saca la lengua demostrando agotamiento, Jimin ríe por los gestos.

—Si, Hye aceptó ir a la fiesta de la empresa de tu padre —explica—, hace años que no vamos porque a ella no le agrada y yo realmente extrañaba ir, son muy divertidas —Jungkook lo veía encantado desde el otro extremo.

—Si son muy entretenidas —Zico interviene mientras levanta el árbol para ponerlo en el tripie.

—¿Entonces iremos? —cuestiona el ojiverde mientras empuja el pino para colocarlo en una esquina del departamento—. ¿Ahí está bien, bebé? —mira a Jimin para esperar una respuesta.

—Si, me gusta —asiente emocionado—. Y si, también iremos a la fiesta —ríe—. Espera... tú igualmente tenías que ir alfa bobo, es básicamente tu empresa.

—Pero solo iría 5 minutos y después iba a ir a tu casa para pasarla contigo —se encoje de hombros y Jimin niega divertido, Zico apareció de nuevo en la puerta con dos bolsas.

—Esto es lo último que quedaba en la camioneta, ¿necesitan algo más? —el beta sonreía amable.

—No, creo que no —dice Jungkook mirando a su omega para cuestionarle, este niega—. No necesitamos nada, muchas gracias.

—Bueno, me retiro —agita su mano—, los veo luego —el beta sale del departamento y la pareja retoma la conversación.

—¿De verdad sólo ibas a ir 5 minutos a la cena? —cuestiona el ojiazul con incredulidad.

—Por supuesto —dice como si fuera lo más obvio—. Es nuestra primer navidad juntos, bebé —se acerca y deja un beso en sus labios—. Ahora dime que quieres que le ponga a nuestro árbol —le acerca las cajas y el omega comienza a husmear dentro, saca unas guirnaldas de peluche blanco y unas esferas doradas.

—Por favor coloca estas, y después juntos ponemos las esferas —sonríe complacido—. Adoraba las cenas navideñas de tu empresa cuando era niño, y aún lo hago —dice emocionado.

—¿Si? —cuestiona—. A mi también me gustan mucho, es un ambiente muy lindo —usualmente se reúnen más de 300 personas a pasar las fechas navideñas, se organizan diferentes dinámicas, juegos y bailes en los que todos participan, la cena es demasiado rica y todos se divierten a lo grande, muchas veces no se conocen entre ellos pero terminan la noche con grandes amistades.

—Me gustó más la vez que la hicieron al aire libre —dice con simpleza—. Pero sé que el clima no lo permite siempre.

—Ese año no nevó nada —recuerda—, fue hace... —se lo pensó un momento, su ciudad suele cubrirse de nieve cada navidad, pero existen ocasiones, como la del cumpleaños numero nueve del pequeño Jimin.

—Once años —completa Jimin—. Esa fue la fiesta más genial que tu empresa hizo —dice con las mejillas rojas.

—También fue mi favorita —concuerda—, aunque no creo que por la misma razón —dice divertido.

—Tampoco lo creo —asiente divertido y el alfa lo mira con los ojos entrecerrados.

—Tus mejillas rojas me dicen que no quiero preguntar la razón —miraba sospechoso al más chico que soltó una risilla.

—Conocí a mi primer amor —confiesa y el alfa frunce el ceño con molestia—. ¡Era un niño, Kook! —defiende riéndose.

—En mis propias narices mi chico me era infiel antes de conocerme, no puedo creerlo —dice con falsa molestia mientras enreda la guirnalda en la punta del pino y el omega suelta una carcajada.

—Era mayor que yo y no supe ni su nombre —dice haciendo un puchero remarcado con tristeza fingida.

—Vamos, cuéntame cómo te enamoraste de otro —deja lo que estaba haciendo para lanzarse al sofá junto al ojiazul, éste se acurruca a su lado y Jungkook instintivamente lo abraza para acariciar su barriguita.

—Bueno —ríe y se encoje de hombros—. Esa vez pusieron un pino enorme en el jardín donde organizaron la cena y nos reunieron a todos los niños para tomar una foto grupal con santa —comienza con su relato—, yo había conseguido unos dos o tres amigos así que en cuanto terminaron de tomar las fotografías salimos corriendo todos pero yo me caí —dice con un tono algo divertido—, debiste ver mi cara, lobito —soltó una risa pero el alfa solo lo veía extrañado con el relato—. Estaba manchado de lodo por todos lados, y claramente mi madre iba a regañarme.

"Un pequeño Jimin de 9 años recién cumplidos estaba realmente emocionado por tener una fotografía con Santa, habían reunido en un grupo a todos los niños presentes y por supuesto él estaba incluido, corría emocionado para lograr salir a un lado del hombre de barba blanca y logró su cometido.

El pequeño ojiazul resaltaba entre todos porque su encanto era particular, su sonrisa hacía que sus ojos se achicaran y por supuesto su estatura pequeña resaltaba al estar a lado de un hombre adulto como lo es Santa Claus, su preciosa camisa celeste hacía brillar más sus orbes azules y el pantalón caqui lo hacía lucir formal de cierta forma, era una imagen tierna que encantaría a cualquiera, cualquiera incluso al muy joven Jeon Jungkook.

Al ser hijo del dueño de la empresa tenía ciertas preferencias, incluida la de estar cerca de Santa en las fotografías, aunque a sus trece años ya no creía en ese mito le resultaba divertido y siempre ha gustado de la navidad, así que no iba a desaprovechar la preciada oportunidad de una foto con el tipo disfrazado de quien se supone, trae sus regalos cada año.

Iba a tomar su lugar de lado izquierdo de aquel hombre cuando vio a un pequeño niño castaño del lado opuesto, se alegró instantáneamente al verlo pues se veía demasiado lindo, pero retomó su camino y sonrió hacia la cámara como el fotógrafo lo indicaba, a los segundos todo el grupo se estaba dispersando entre risas y gritos de alegría pero a unos metros pudo distinguir como el niño de hace un momento estaba tirado en el suelo tratando de levantarse.

Se acercó apresurado para ayudarlo, lo tomó por debajo de las axilas y lo levantó de un solo intento, el menor se sobaba la rodilla y entre pucheros tristes y labios temblorosos se puso a llorar, Jungkook tomó su manita y lo estiró hacia una de las mesas para ayudarlo a limpiarse, el pobre niño era un desastre, lleno de lodo por doquier, el ojiverde se sintió muy triste por él.

—¡Mi mami va a castigarme! —repetía el niño entre el llanto—. Va a castigarme por mil añitos y no voy a salir de casa nunca —las lágrimas caían y trazaban un pequeño camino entre sus mejillas llenas de tierra.

—Tranquilo, pequeño —el mayor lo ayudó a subir a una silla, tomó una servilleta y comenzó a limpiarle el rostro con cuidado—. Le explicaremos que fue un accidente, porque lo fue, ¿no? Nadie te empujó —su ceño frunciéndose un poco ante la idea de que alguien derribara a propósito al chiquillo.

—No, me caí solito —niega viendo al mayor, se sintió casi hipnotizado por sus lindos ojos verdes, su ceño fruncido que debería dar miedo en realidad le daba ternura—. Pero es que me va a regañar muy feo, no le gusta que manche mi ropa —volvió a llorar al recordar el gran castigo que recibiría de parte de su progenitora.

—No va a decirte nada —terminó de limpiar su mejilla y puso la servilleta en la mesa para tomar otro montón más y comenzar a limpiar los pantalones del chico, los tallaba fuerte hasta que el menor soltó un siseo de dolor y pudo ver un gran raspón en su rodilla, incluso sus pantalones se habían roto por el golpe.

—¡Auch! —se quejó lloriqueando más fuerte.

—Lo lamento no lo vi, lo siento —se disculpaba avergonzado—. Lo diré mil veces más si es necesario, lo siento, lo siento, lo siento, lo siento, lo sient... —una risa lo interrumpió.

—Basta —Jimin se tiraba hacia atrás y tomaba su pancita entre sus brazos por las carcajadas—. No pasa nada, solo me dolió poquito —dice dejando de reír y juntando su dedo índice y pulgar para hacer una seña y enfatizar la última palabra, Jungkook no pudo sentir más ternura.

—Bueno, voy a limpiarte tu herida —toma una servilleta nueva y comienza a presionar varias veces la lesión que sangraba solo un poco, sus cejas estaban levemente fruncidas por la concentración—. Creo que estarás bien —el niño lo miraba con los ojitos achicados por una sonrisa—. ¿Te divierte verme? —cuestiona con falsa molestia y el niño asiente.

—Tu cara se tuerce extraño —trataba de imitar su ceño fruncido y ahora el que rió fue el mayor pero su carcajada fue interrumpida por una mujer a sus espaldas.

—¡Cachorro! —una mujer castaña llegó y se inclinó hacia la silla donde descansaba el pequeño manchado—. ¿Qué te pasó, amor? —pregunta preocupada, ninguno de los dos menores tuvo oportunidad de hablar porque la castaña ya se alejaba con el niño cargado en brazos.

Jungkook trató de decirle adiós pero el chico no volteó a verlo por estar muy concentrado en los mimos que su madre le daba, dio la vuelta y suspiró derrotado, creyó que había encontrado un lindo amigo para jugar.

A los días Jiyoung mostró la fotografía grupal a su hijo y este aprovechó para robarla. ¿El motivo? En ella salía retratado el precioso niño que había conocido y del cual no sabía ni su nombre pero quería recordar su risita tierna, la veía cada que tenía oportunidad y sonreía al traer de vuelta sus lindos ojitos azules que resaltaban más por el lodo en su cara. Lo buscó después pero luego se sintió tonto al llegar a la adolescencia y estar enamorado de un niño pequeño al que ni siquiera conocía, pero sin duda esa fue su navidad favorita."

—Así que te pusiste a llorar —completa el ojiverde al saberse la historia básicamente de memoria.

—Efectivamente —asiente mientras sube sus piernas al regazo del alfa—. Ademas tenía un raspón en la rodilla que dolía mucho, pero entonces llegó él... Era tan guapo —dice divertido—, bueno, yo tenía 9 años recién cumplidos pero ese chico parecía muy guapo —se encoje de hombros—, debía tener unos 11 o al menos de esa edad lucía, tenía un traje ajustado y pensé que era muy aburrido pero no fue así —miró a Jungkook quien sonreía ampliamente mientras lo veía—. Me levantó del piso y me acompañó a una de las mesas para limpiarme con servilletas, fue muy lindo y me hizo reír, pero cuando iba a preguntarle su nombre...

—Espera aquí, bebé —Jungkook lo interrumpe, se paró del sofá y salió corriendo hacia el piso superior, regresó a los segundos con un gran libro de cuero—. Tengo la fotografía de ese año y la guardé por algo muy especial que ahora considero aún más especial —sonríe con un brillo en sus ojos—. Te apuesto lo que quieras a que cuando saque la fotografía puedo señalarte a ti y al chico del que te enamoraste sin equivocarme.

—¿Haces magia, alfa? —pregunta con burla.

—No la hago pero ahora comienzo a creer en ella —sus ojos brillaban tiernamente cuando veía al omega, seguía parado sin mostrar las fotografías al menor, las hojeaba rápidamente hasta que llegó a la hoja que buscaba, sin buscar entre el grupo de niños que aparecían, señaló dos rostros particulares con sus dedos y giró el libro para mostrarle al menor, quien se acercó para tener una vista clara y sonrió—. Este de aquí eres tú y éste de acá es el chico —dice convencido sentándose a un lado del omega.

—¡Si! —dice emocionado luego de unos segundos de analizar la fotografía—. ¿Cómo lo supiste?

—Porque ese chico soy yo, Jim —dice tiernamente.

—¡Claro que no! —lo miraba incrédulo, no puede ser posible que haya conocido a Jungkook hace tiempo, es claro que tuvieron casualidades que pudieron unirlos pero eso sería demasiado.

—Mira —retrocede unas cuantas páginas para mostrarle una antigua foto de él y su padre para que pudiera ver su cara y reconocerlo, el rostro de Jimin era de sorpresa pura—, guardé la fotografía porque salía el precioso niño al que yo había ayudado y se había robado mi corazón —riendo regresa a la foto navideña—. Tenía 13 y me pareciste tan lindo que le robé la foto a mi madre, me sentía ridículo porque tú te veías tan pequeño, pero desde entonces eras hermoso —suspira mientras ve el rostro del omega—. Cada fiesta recordaba al precioso niño lleno de lodo que lloraba porque su madre lo castigaría por mil añitos, te buscaba pero eran demasiadas personas y no podía encontrarte y con el tiempo solo lo olvidé... —se encoje de hombros—, pero ahora que estabas contando tu historia lo trajiste de nuevo a mi mente para hacerme ver las formas tan lindas en que el destino hace su trabajo.

—Debes estar bromeando —dice incrédulo el otro.

—Te lo juro que no, amor —su sonrisa era tan grande que si crecía más llegaría hasta sus orejas, sus ojos se veían tan enamorados y sus mejillas de un lindo tono rosa—. Somos destinados, bebé —deja un beso en los labios del ojiazul.

—No puedo creerlo, o sea... —Jimin parpadea aún incrédulo de la situación—. De verdad lo somos, ya lo creía pero pensé que nuestros casi encuentros eran casualidades o algo, pero esto...

—Es demasiado —el alfa reía nervioso—, te encontré hace once años y no lo sabía —miraba al ojiazul con encanto y adoración—. Y seguramente no fue la primera vez que pudimos encontrarnos.

—Eso es lo más loco de todo —se ríe y abraza al rizado por el torso para que este lo rodee por los hombros—. Somos destinados, alfa.

—¿Sabes qué es lo más lindo de todo? —Jimin lo mira con cuestionamiento—. Que me gustaste incluso antes de que nos presentáramos como alfa y omega, fue un gusto infantil pero eramos tú y yo, bebé —Jimin refuerza su agarre.

—Eramos tú y yo, somos tú y yo y seremos siempre tú y yo, Kook —unen sus labios en un beso profundo, al darse cuenta que no solo sus partes animales son las destinadas, sino también su alma y su mente, la unión de sus almas estaba destinada a suceder incluso antes de tener un instinto animal que se los dictara, Jungkook y Jimin son almas gemelas que seguramente coincidieron en esta vida y otras más, y aunque no tuvieran la oportunidad de encontrarse, están seguros que no dejarían de buscarse.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro